¡Sean bienvenidos!

Únicamente soy una más de esas personas locas a las que les gusta vivir la vida y disfrutar cada momento, exprimiéndolos al máximo. Un bicho raro, vamos. Me he creado este pequeño espacio para compartir con aquellos que estén interesados como yo, en campos tal que la literatura, la fotografía o la música. Aquí me permito escribir todo lo que pienso, deseo y admiro.
Espero que les guste, saludos.

Sandra P.

12 de noviembre de 2010

Rosa Montero

Los hombres no son misteriosos para las mujeres porque nos pasamos la vida analizándolos, estudiándolos, observándolos. Lo
que son los hombres es desesperante. Y emocionantes y enternecedores y fascinantes y decepcionantes y turbadores y despampanantes y a menudo francamente cabreantes.
Ay, los hombres.
Desde mi madurez, pues, pienso en lo que han sido los hombres en mi vida. Desde aquel trapecista del circo Price del que me
había enamorado cuando tenía cinco años, probablemente el primer varón del que fui consciente: pájaro musculoso que volaba, hermoso ser distinto. Los hombres como promesa de ternura tan a menudo traicionada: es inevitable, porque nuestros deseos siempre aspiran a más. Los hombres como sorpresa de la vida, como regalo feliz o envenenado, como adorno de los das, como placer visual en el metro o en la calle. Los hombres como interlocutores estimulantes, como niños tontos, como amigos galantes o enemigos feroces. Hombres de piel golosa y embriagador aroma fugitivo. Tan fastidiosos
y sin embargo tan necesarios, ay, en fin, los hombres.

1 comentario:

  1. Que cada gota de aire que respire duela más que cien puñaladas a quemarropa, que cada rayo de luz q penetre en la retina haga de la claridad adquiera el significado mas mustio y solitario, que cada palabra que dejé de decirle se clave en mis oídos impidiendo escuchar mi voluntad por salir adelante, que ya no sean un consuelo las palabras que me dedicó una vez, que cada canción que saboree sepa amarga y no evite q me desplome, que la brisa rose mi cara y congele los hilos húmedos silenciosos q caen en cada rincón solitario de este cuarto, que cada hastío de vida que dejo pasar me pase o no factura lo vivo pensando en ella.
    Que cada paso que de, sea más ligero que el anterior por perder una parte de ella que antes me acompañaba, que cada suspiro q exhalé vuelve ahogado, mendigando esperanza, que cada escalofrío que gané hacen que cambie un paso firme por medio desorientado. Que te falte algo tan grande dentro, que cada palabra que digas suene vacía y cansada, que cada sueño que prometiste se hunda en un vaso de agua, que cada día que imagine sin ella, signifique un día menos para acabar mi misión aquí. Que mis ojos vean una silueta tan idílica hasta el punto de engañarme y sentir, q cada instante que pasé a su lado, no pudo ser más q un sueño, tan reconfortante, que sólo uno como este puedes tener en tu existencia.
    Y aquí acabó todo...

    ResponderEliminar